¿Existe una crisis de liderazgo?

Según las encuestas, la situación política es uno de los problemas que más preocupan a los ciudadanos y por eso suspenden a líderes políticos, empresariales e incluso sindicales. Hoy analizamos si además de una crisis económica, padecemos una crisis de liderazgo, cuáles son las causas y qué perspectivas tenemos de un cambio en esta situación. En este debate, publicado el 14 de febrero de 2011 en Yo Dona, Lola López Mondéjar (Psicóloga, psicoanalista y autora de «Mi amor desgraciado» (Ed. Siruela);
Montserrat Gomendio (Profesora de investigación del CSIC y miembro de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales), Margarita Mayo, directora de la cátedra de Liderazgo del Instituto Empresa) y Sonia Rubio, Presidenta de Greenpeace España e ingeniera de Telecomunicaciones. 

Por: Silvia Castillo
Hay pocos líderes contemporáneos a los que todo el mundo aplaude. Por ejemplo, eso ocurre con Rafa Nadal o la Selección Española. Emocionan, mueven masas, son un referente incuestionable de valores y éxito para gente de todas las edades. Pero si miramos a otros ámbitos, como la política, la empresa o el mundo sindical, la sensación es de orfandad. La credibilidad de los políticos está bajo mínimos y, según las encuestas, los ciudadanos se sienten obligados a elegir entre lo malo y lo peor. Hoy nos preguntamos sobre las causas de esta falta de referentes, si las mujeres y los jóvenes pueden ser el factor de cambio y si alguien podrá llegar a movilizarnos… ¿o tal vez tenemos los líderes que nos merecemos? Lola López Mondéjar, Montserrat Gomendio, Margarita Mayo y Sonia Rubio son muy críticas con la mediocridad reinante y sitúan la corrupción en el epicentro del problema.

¿Por qué suspende en credibilidad la élite en el poder de nuestro país?
Montserrat: Las ideologías políticas han perdido peso y la gente pide soluciones concretas, más que discursos ideológicos. Pero el principal problema es que los líderes de hoy en día no asumen su responsabilidad. Hay escándalos de corrupción, elecciones que se pierden, pero nunca pasa nada. La gente se cansa y se distancia cada vez más de eso, porque no se toman en serio al ciudadano y le están engañando.
Sonia: Tenemos líderes del siglo 19 en el siglo 21. El poder real lo tienen las empresas, no lo gobiernos, que cada vez pierden más fuerza y ni siquiera tienen la honestidad de reconocerlo. Nos venden la moto de que hay que hacer una cosa, justo lo contrario a lo siempre han defendido, y encima quieren que la gente se lo crea. Por eso la ciudadanía se distancia de forma inequívoca. Nuestros líderes no tienen un sistema de valores: para ellos lo importante es ganar, no conseguir un sistema mejor para el país, el mundo o el planeta. Lo importante es el beneficio inmediato, tanto a nivel gubernamental como en las empresas, que no trabajan pensando en 2020, sino en la cuenta de resultados del año que viene.
Lola: Efectivamente, mucha gente solo aspira a mantenerse en el poder. Por eso escuchas a dos líderes distintos que optan a un mismo puesto dentro de un partido, las famosas primarias, y no ves ninguna diferencia programática. ¿Quién nos da la confianza de que al día siguiente de las elecciones van a mantener el programa, si la historia reciente en España nos demuestra lo contrario, en un despropósito tras otro? Esto genera un distanciamiento y una pasividad del ciudadano, que es perniciosa para la democracia. Es una crisis la vamos a pagar cara.
Margarita: La característica esencial de un buen líder es que tenga visión de futuro y que la gente se identifique con una apuesta que suma energías y entusiasmo. Por ejemplo, la visión de Adolfo Suárez fue superar la Transición y la de Felipe González, entrar en Europa. Ahora nos falta esa visión y por eso la gente está tan desencantada. Los líderes del pasado, con un estilo mucho más paternalista y autoritario, encajaban con los valores de la época. Pero en la actualidad, los cambios demográficos y la incorporación de la mujer han puesto patas arriba el status quo y hay una crisis de liderazgo política y empresarial.
Lola: Estoy de acuerdo, pero también tiene que ver con la caída de los grandes sistemas ideológicos. En esta sociedad estamos tan desvalidos, que es muy difícil encontrar figuras carismáticas. El descrédito de los líderes se debe a promesas que no pueden cumplir, entre otras cosas, porque el poder se ha desplazado y está en manos de las multinacionales. Por eso la gente no cree en los políticos. A esto se une la pérdida de autoridad y el hecho de que solo se potencia a la gente que sale en los medios de comunicación y no a la que más vale. El resultado es esta confusión enorme.
Montserrat: Además, muchos líderes juegan un papel blando, porque no están dispuestos a aceptar que sus decisiones tienen un coste y siempre habrá una parte de la población que no estará de acuerdo y algunas veces se cometerán errores. Los pretendidos líderes de hoy parecen tener miedo a comprometerse. No asumen su responsabilidad y eso hace que la población tome mucha distancia de esas personas que pretenden erigirse en líderes y que no lo consiguen.
¿Cómo afecta esta crisis de liderazgo a campos como la investigación científica, la cultura, el medio ambiente o la justicia?
Sonia: El medio ambiente en España está completamente abandonado y no hay valentía para tomar decisiones fundamentales que crearían puestos de trabajo y nos ayudarían a salir de la crisis. En las telecomunicaciones no se ha apostado por la administración electrónica y el acceso de los ciudadanos a la información no ha avanzado en los últimos 10 años. No creo en una Justicia con mayúsculas, sino que estamos ante una suma de personalidades. En cuanto a los sindicatos, son imprescindibles, pero seguramente los sindicatos y la patronal siguen anclados en liderazgos antiguos y tienen que renovarse.
Montserrat: En España siempre se habla de la falta de financiación para la investigación y es verdad. Los políticos utilizan el tema durante las campañas electorales y al día siguiente se olvidan. Pero casi más importante que la falta de inversión o de plazas, es que nadie haya tenido el coraje de establecer unas reglas que permitan valorar la excelencia y el esfuerzo. No se potencia a los grupos más productivos y con mayor repercusión a nivel internacional. Hay una tendencia al café para todos, porque crea menos conflicto y tiene a más gente contenta, pero eso frena el desarrollo de la investigación en España.
Lola: Si no hay más dinero para investigación es porque interesan más otros temas por presiones. Vemos que están muriendo los grandes intelectuales, como Saramago, y ya no hay centro de producción de discurso, sino líderes periféricos en determinadas parcelas de la sociedad. El sistema está llegando a un límite y el líder que da la cara es el chivo expiatorio de un sistema que fracasa por el desplazamiento del poder.
Margarita: En la literatura académica eso se conoce como “el romance del liderazgo”, es decir, la tendencia que todos tenemos a atribuirle a un personaje carismático la capacidad de solucionarlo todo. Cuando fracasa, es el chivo expiatorio. Ocurrió con Obama, que tenía un mensaje muy sólido y llegó en el momento en que los americanos necesitaban esperanza. Le glorificaron y ahora están viendo que no obtiene los resultados esperados y le culpan.
Montserrat: Es muy posible que la clase política haya perdido poder y no lo reconozca, pero también es verdad que hay parcelas que no deberían retener. Los científicos solo podemos hacer nuestra labor si somos independientes del poder político, del signo que sea, porque por encima de todo requiere objetividad. Pero en España, el presidente del CSIC a menudo cambia cuando hay nuevo ministro o secretario de estado. Me parece un error importantísimo.
Sonia: Están instrumentalizando las cosas que no deberían ni tocar. Tenemos científicos maravillosos y sería importante que tuvieran más voz, pero no es casualidad que los héroes sean los deportistas. La rueda mediática nos desvía de nuestros valores para centrarnos en la trivialidad. Vemos en la televisión lo que hace que se vendan anuncios. Solo nos preocupa el consumo y no defender derechos fundamentales, por eso cada vez tenemos peores líderes.
Lola: Tenemos figuras fabricadas para ser cómplices del sistema, cuando los líderes que han marcado el curso de la historia se caracterizan porque se han opuesto a su tiempo. La sociedad civil tiene intelectuales, pero a quienes se les pone un micrófono es a famosillos que lo que consiguen es fragmentar, pero nunca ser un referente colectivo.
Margarita: En la construcción social del líder es fundamental el contenido, pero seamos realistas: La imagen se crea a través de los medios, porque son ellos quienes realmente pueden hacer que un líder suba o fracase. Es difícil que podamos personificar en una figura concreta el cambio y yo creo que la transformación va a venir de la ciudadanía. Las nuevas generaciones piden un estilo más participativo, quieren expresar su opinión y chocan con estos líderes actuales, cuyas conductas son todavía paternalistas. Quizá eso es lo peor que yo veo de esta crisis de liderazgo: el desencanto en nuestros jóvenes.

Crisis de liderazgo Yo Dona

 

¿Hasta qué punto los perjudicados son los jóvenes y su futuro?
Montserrat: La gente joven se siente perjudicada porque percibe un futuro peor que el pasado y muchos creen vivir en un mundo sin salidas. Eso hace que se vuelvan pasotas. La decepción enorme es para nuestra generación, porque fuimos más idealistas y ahora estamos desencantados de cómo la situación ha ido degenerando y no se han cumplido nuestras expectativas. A largo plazo, quizá el pasotismo sea peor que nuestro desencanto, porque lleva a la inacción.
Margarita: Pues yo pienso al revés. Los jóvenes están muy afectados por esta crisis de liderazgo, incluso más que nuestra generación, porque no tienen ilusión por el futuro. Ni siquiera con una profesión van a encontrar trabajo. En Inglaterra no están tan desanimados como aquí, donde les cuesta encajar en las empresas que nuestra generación ha planteado y sienten claustrofobia con los horarios rígidos que les imponen. No veo a los líderes empresariales concienciados de que tienen que cambiar. Los resultados son gente estresada y muy poca innovación. Los jóvenes creen más en el trabajo en equipo, en el esfuerzo y por eso se identifican con figuras que encarnan esos valores, como Rafa Nadal.
Lola: Estoy contigo en que afecta muchísimo a los jóvenes porque tienen la percepción de que son innecesarios, nadie les espera en ningún lugar y por eso se recluyen en sí mismos y están desmotivados políticamente y desmovilizados a nivel social. No les interesa la política ni lo público y son las víctimas del descrédito de este sistema en decadencia.
Sonia: Pues yo soy muy optimista: a los jóvenes de hoy no los para nadie. A Greenpeace vienen muchos voluntarios que echan horas gratis y tienen ganas de participar. Estoy segura de que no se van a dejar pisar.
¿Qué papel pueden jugar las mujeres? ¿está en sus manos actuar como revulsivo y promover nuevos referentes éticos y políticos?
Montserrat: Desde el punto de vista político, con el sistema electoral que tenemos y listas cerradas, es muy difícil. No es necesario que surja un líder visionario, lo importante es tener el coraje de cambiar las reglas del juego y con listas abiertas surgirá gente que no tendrá más remedio que asumir su responsabilidad. Les exigiremos más cosas y a lo mejor la palabra líder se queda anticuada porque la sociedad está ya madura para esos referentes autoritarios. Ahora mismo, a partir del tercer nombre de la lista, nadie sabe quiénes son esas personas ni lo que hacen o dejan de hacer.
Lola: Los nuevos líderes tienen que ser personas de consenso, porque los actuales no han sido capaces de dar respuesta a una sociedad y una economía global. El futuro que nos espera a los europeos es triste e intuyo que los líderes con capacidad de transformar van a surgir de otras latitudes. Por otro lado, las mujeres hasta ahora en España no han modificado el estilo de liderazgo. Cuando llegan al poder, actúan como hombres. Desde Margaret Thatcher a Angela Merkel, pasando por Cristina Kriscner, no se diferencian de un hombre. Como ciudadana y como mujer comprometida con la lucha feminista desde hace muchísimos años, me han defraudado. Entiendo los límites, pero podían haber ido mucho más allá.
Sonia: Yo voy a barrer para casa: el gran cambio lo vamos a hacer las organizaciones civiles, que estamos tirando para adelante del carro ideológico. El sistema de partidos no funciona para dar ideales a la sociedad y nosotros aglutinamos ilusiones. En cuanto a la mujer, estoy de acuerdo con Lola: Las que han llegado se han puesto un traje de chaqueta y adelante. Yo he sido directora en una gran empresa y a las reuniones de dirección voy con esta pinta. Me he sentido muy discriminada laboralmente. El sector de las nuevas tecnologías es francamente machista. Cuando estoy en una reunión, lo más normal es que seamos 10 hombres y yo. La pinta no ayuda, pero tengo la ventaja de que no me amilano y me cuesta trabajo callarme. Las mujeres ya casi hemos llegado, ya hemos metido la cuña, y ahora es cuando nos toca hacer las cosas de otra manera.

Montserrat opina que “es importante que la mujer participe, pero no creo que tenga que ser la salvadora, o que siempre tenga que haber una cuota, porque a veces es perjudicial”. Margarita cree que “la mujer puede jugar un papel muy importante, siempre que exprese y se respeten sus diferencias”. Sonia concluye: “Es la hora del trabajo en equipo. Es el momento de unir, no el de liderar, y las mujeres somos mejores en eso”.

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Frases para recordar:
1.-Lola López Mondéjar: 
“El descrédito de los líderes se debe a promesas que no pueden cumplir, porque el poder se ha desplazado y está en manos de las multinacionales”
“Los políticos solo aspiran a mantenerse en el poder. Eso genera pasividad y distanciamiento de los cuidadanos”

2.-Montserrat Gomendio:
“Lo importante es tener el coraje de cambiar las reglas del juego y con listas abiertas surgirá gente distinta”.
“Muchos líderes juegan un papel blando, no asumen su responsabilidad y parece que todos ganan las elecciones siempre y que los problemas de corrupción no conllevan castigo. Por eso la población se distancia”.

3.-Margarita Mayo:
«El líder tiene visión de futuro. La visión de Suárez fue superar la Transición y la de González, entrar en Europa. Ahora nos falta esa visión y por eso la gente está tan desencantada”.
“Los jóvenes están muy afectados por esta crisis de liderazgo, porque no tienen ilusión por el futuro. Ellos creen en el trabajo en equipo y en figuras que encarnan el esfuerzo, como Rafa Nadal”.

Sonia Rubio:
“La ciudadanía se distancia de forma inequívoca porque nuestros líderes no tienen un sistema de valores: para ellos lo importante es ganar, no conseguir un sistema mejor para el país”.
“Tenemos líderes del siglo 19 en el siglo 21. El poder real lo tienen las empresas, no lo gobiernos”.

Ver en Yo Donahttp://www.elmundo.es/yodona/hemeroteca/2011/02/14/

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