Sabatina James vive protegida por la Policía desde que confesó a sus padres su fe cristiana. Ella sabe que ha vulnerado el honor de su familia y eso se paga con la muerte. Escapó de su casa con 18 años y a los 21 escribió un libro que recoge su historia: Sabatina James: “Del Islam al Cristianismo”. Ha creado una Fundación que protege a niñas y a mujeres maltratadas en Pakistán y Alemania. Con 27 años asegura que está dispuesta a morir para ayudar a otras mujeres. Gracias a ella, 100 niñas pequeñas de Pakistán van al colegio y no se han casado.
Texto: Silvia Castillo
«Nací en un pueblecito del nordeste de Paquistán y ahora vivo en una ciudad extraña, donde no conozco a nadie y ójala nadie me reconozca a mi. Soy lo que la policía criminal llama un submarino: no tengo domicilio fijo, no tengo casi amigos…Soy ciudadana austríaca y tengo miedo de no vivir mi próximo cumpleaños”, explica Sabatina en el libro donde narra su afán por ser una chica europea y las palizas que sufrió por apartarse del Islam y rechazar el matrimonio concertado por sus padres.
“Mis padres querían que me casase en Paquistán con un primo. Yo no quería y me escapé de casa. Huía de ellos, de su manera paquistaní de ver el mundo, pero sobre todo huía de lo que me exigía el Corán por ser mujer. Encontré la respuesta en una nueva fe. A una mujer musulmana que se pasa al cristianismo se la lapida”.
La revista española Yo Dona conversa con Sabatina James en la iglesia de Jesús, un pequeño pueblecito de la isla de Ibiza, donde esta joven comparte con los feligreses sus temores: “Cinco mujeres fueron enterradas vivas el pasado año en Paquistán por querer casarse con hombres que no habían decidido sus familias. 4.000 mujeres han sido quemadas vivas en los últimos años”. Son razones, por las que Satina no duda de que su vida corre peligro. Pero da más detalles: “La última vez que estuve en Paquistán, apareció un grupo de encapuchados que lanzaron sobre mi vehículo el cuerpo de un hombre muerto. Salieron corriendo, pero entendí el mensaje. Hace un año mataron delante de mí a una mujer pakistaní que sufría malos tratos y que venía a pedirme auxilio. Me afectó mucho”.
Sabe que intentarán matarla y por eso cambia constantemente de domicilio. “Mi equipo en Pakistán siempre me dice que no debo salir a la calle, pero hay muchas mujeres que me piden ayuda. He llegado a una conclusión: Si tengo que morir, moriré, pero tengo que ayudarles. Cuando voy a Paquistán me regalan coronas de flores y me reciben como a un ángel. En esos momentos me siento muy feliz, me dan a sus hijos para que los bese y confían en mí. Aunque a veces sienta miedo, tengo que ayudarlas. Estoy dispuesta a morir por eso”.
En 2006 creó la Fundación Sabatina (www.sabatina-ev.de), con una red de más de 100 familias en Alemania que acoge a mujeres paquistaníes, la mayoría de ellas maltratadas. Explica que “en Paquistán tenemos otro centenar de niñas tuteladas por la organización. La mayoría de los padres no tienen dinero y por eso las casan a los 10 años. Mi equipo habla con las familias y asumimos el coste de su educación”. Cada día aumenta el número de mujeres que le piden ayuda.
Sabatina explica que “mi verdadera identidad está en Cristo. Pero cuando estoy cocinando en casa, y huele como en la cocina de mi madre, entonces me siento paquistaní. Estoy entre dos mundos, entre dos culturas. Pero lo más importante es que en Paquistán la vida de una mujer no tiene ningún valor y quiero que ellas sepan que pueden acudir a mí, porque yo las ayudaré. Pero también tengo un sueño: cantar, y pronto editaré mi propio CD”.
http://youtu.be/cS39daeNLo0