Reportaje publicado en la revista YO DONA, el sábado 23 de noviembre de 2013. En él se refleja la situación de adolescentes en grave peligro, porque no son conscientes de que sufren maltrato. El reportaje pretende ser una guía útil para padres y adolescentes e incluye señales de alerta y recursos a los que acudir cuando se detecta que una menor es víctima de #maltrato2.0.
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“No estoy bien. No soy como antes. Me siento triste. No sé con quién hablar. Ha llegado a un punto que no puedo más con este tema. No sé a quién recurrir, porque exactamente no sé si tengo motivos para estar asustada”.
Así se sienten muchas adolescentes cuando llaman a la Fundación de Ayuda a Niños y Adolescentes en Riesgo (ANAR). “Llamo porque tengo problemas con mi novio. Todo iba bien, pero ahora…quiere que haga todo lo que él dice. Es un tema que me hunde y que me hace sentir débil y frágil. No me gusta comentarlo con gente”.
Todas las instituciones y servicios que trabajan con adolescentes confirman un aumento alarmante de los casos de maltrato: En los primeros seis meses de 2013 se han formulado 400 solicitudes de órdenes de protección. Según la memoria de la Fiscalía de Menores de 2013, en el año anterior se registraron 632 asuntos relacionados con violencia de género en adolescentes, lo que representa un incremento de un 33,6%. En la misma línea, el reciente estudio encargado por la Delegación del Gobierno para la Violencia de Género refleja que el 14% de las menores sufren este problema.
Ese estudio ha sido dirigido por María José Díaz-Aguado, catedrática de Psicología Evolutiva de la Universidad Complutense, que trabaja sobre violencia de género en adolescentes desde 1998. Afirma que “las señales de alerta aparecen pronto, pero la mayoría de las víctimas no saben detectarlas”. El reto es que las menores y sus familias aprendan a evitar riesgos y a prevenir lo que la catedrática define como “abuso emocional”. El proceso tiene varias etapas. Son las siguientes:
El PRINCIPE AZUL. “Al principio, él se comporta como un gran seductor que va a proteger a la menor y la va a cuidar. Ella se enamora, no hay nada anómalo y está convencida de que ha encontrado su príncipe azul”, describe Olga Barroso, psicóloga y coordinadora de un servicio pionero en la atención a adolescentes víctimas de la violencia de género que se creó en enero de 2013 en la Comunidad de Madrid. En esta unidad especializada para menores y sus familias se han atendido 20 casos en los primeros 10 meses del año.
CONTROL ABSOLUTO. Olga Barroso y María José Díaz-Aguado coinciden en que cualquier adolescente puede caer en la red, pero hay que estar alerta ante la primera señal, que la catedrática define como “control voraz de la víctima: cómo se viste, con quién habla, dónde va….A través del teléfono móvil se estable el control las 24 horas del día y se anula la individualidad en la relación de pareja”.
PRIMERAS SEÑALES DE ALERTA. Los relatos de las adolescentes en la consulta de Olga Barroso reflejan que “cuando la relación está consolidada, él le pide que no quede con sus amigas porque quiere estar con ella. La menor lo identifica como una manifestación de amor, pero es una táctica de aislamiento. Él exige que llame desde el teléfono fijo de casa para comprobar que está allí: ella lo interpreta como protección, cuando es dominación. Cuando está con sus amigas, él reclama mensajes constantes por Whatsupp o fotos para ver qué hace y ella piensa que es normal, cuando ya corre riesgo”, relata Olga Barroso.
AISLAMIENTO. En opinión de María José Díaz-Aguado, también directora de la Unidad de Psicología Preventiva de la Universidad Complutense, “los intentos de aislar a la víctima de su grupo de amigos son muy peligrosos y es otra señal clara de alarma. Una persona aislada resulta vulnerable y es más difícil que salga del maltrato. Ellas crean que los celos forman parte del amor”.
“Mi madre me dice que mi novio no es un chico adecuado, que no me deja ir con mis amigas ni vestir como yo quiero, que se mete en problemas”. Es una de las frases que a menudo escucha Olga Barroso, quien asegura que el cambio en pocos meses es radical: “Él consigue que ella no vea a sus amigas, que se aleje de su familia y que se dedique por entero a él. Las menores necesitan ayuda para entender que no es amor, sino conductas insanas, que anulan su voluntad y dañan su autoestima. No lo entienden”.
Diana Díaz, la subdirectora del teléfono de ANAR, confirma que “a las adolescentes les cuesta mucho contar lo que les está pasando y no son conscientes de que están sufriendo violencia de género. El principio del todo es una desigualdad que ellas toleran. Eso va a más y sube el umbral hasta la violencia psicológica que, más tarde, en muchos casos, degenera en agresiones físicas. Al principio, lo único que saben es que se encuentran mal”.
En 2012 el teléfono de ANAR atendió a 141 adolescentes víctimas de sus parejas. El 78% tenían entre 16 y 17 años y el 12% entre 13 y 14 años. Diana Díaz añade que “en la mitad de las llamadas que recibimos nos cuentan que la frecuencia de esa violencia es diaria y esa escalada va creciendo por la tolerancia de la víctima. La adolescente no pide ayuda hasta que la situación es grave”.
Sorprende que niñas de 11 hablen de sexo a la hora del recreo en el patio del colegio, pero es así. Los datos indican que se ha adelantado el comienzo de las relaciones a los 13 años. Si tienen la mala suerte de enamorarse de un maltratador, su influencia puede ser determinante en un momento crucial de sus vidas.
Diana Díaz destaca que las menores reproducen los modelos de las canciones, las películas y la publicidad y piensan que, sin él, no son nada. Por eso, “les explicamos qué son relaciones afectivas saludables y les ayudamos a reflexionar sobre lo que supone una relación de pareja basada en el amor, el respeto, la confianza y la comunicación. En las series de televisión que ven las adolescentes, la desigualdad está tolerada y generalizada”.
INSULTOS Y GOLPES. El paso del control a las agresiones sucede rápido. “Cuando la víctima no está constantemente a disposición del maltratador, sufre insultos terribles que son otra señal muy clara. A continuación aparece la violencia y es una espiral con fases de luna de miel, tras las cuales vuelven los malos tratos. La víctima intenta romper la relación, pero él le dice que se va a suicidar. Como ella está enamorada, le cree”, añade María José Díaz-Aguado.
Los teléfonos inteligentes y las redes sociales se convierten en instrumentos muy peligrosos. Así lo cuenta una adolescente: “Yo había quedado con tres chicos que eran mis amigos y él me dijo que querían ligar conmigo. Yo le dije que no, porque tenían novia. El me contestó que si verdaderamente no había nada con esos chicos, que le dejara ver las conversaciones del móvil. Se lo enseñé. Él pensó que uno de los chicos tonteaba conmigo por el Whatsupp, pero no era verdad. Eso le enfureció y me pegó”.
EL MACHISMO MATA. María Teresa San Segundo, profesora del Centro de Estudios de Género de la UNED, conoce el caso de un adolescente que sufrió rotura de timpano por el puñetazo que le propinó el novio de una amiga. “Fue una agresión por elos injustificados. Como ocurre muchas veces, no se denunció. Las chicas piensan que ahora vivimos en igualdad, pero no es cierto. Por eso no se rebelan. Las adultas son conscientes del maltrato, las adolescentes no. Por eso dan sus contraseñas del correo electrónico al novio o reciben 30 llamadas de control en tres horas. Estamos ante un problema grave: el machismo mata”.
La joven asesinada en Tàrrega (Lleida), tenía 14 años. Decidió romper la relación con Michel. H, de 18 años, dos semanas antes y él respondió con 10 puñaladas. La menor estaba sola en su casa y le abrió la puerta. “Es muy difícil que ellas perciban el máximo riesgo que corren cuando cortan con el agresor. Es fundamental que nunca vuelva a existir ningún tipo de contacto después de romper”, subraya Olga Barroso, quien conoce el caso de otra niña: “También estaba sola y abrió la puerta porque nunca pensó que iba a correr peligro su vida. Siempre creen que lo pueden controlar. Para un cerebro sano es difícil asumir un riesgo tan elevado. Las niñas no lo ven”.
“Maltrato es que te humillen o que te den palizas, pero él me quiere. Maltrato les pasa a otras chicas, pero a fin de cuentas yo vengo de una familia normal, que se ha preocupado por mi, y él me ha dicho que no va a volver a pegarme. Fue un enfado y él me dice que no puede vivir sin mí. Quiere protegerme. Eso no es maltrato”. Es el relato de una chica de 15 años. Siempre piensan que las víctimas de violencia de género son mujeres adultas, como sus madres, nunca ellas.
LA FAMILIA. “Cuando les conté a mis padres que Alex me decía que yo era un poco puta por tener amigos chicos y que no era una buena novia, se alarmaron mucho. El caso es que vi claro que no me merecía que me llamara puta, por muy genial que sea Alex. Le voy a dejar”, relata otra menor. Cuando los padres son conscientes del problema, la situación es grave y muchos no saben cómo afrontarla. 172 adolescentes pasaron por los juzgados en 2012 por violencia de género.
EL ACOSO TRAS LA RUPTURA. El infierno no acaba en el momento en que deciden acabar con la ex pareja. Olga Barroso cuenta “el caso de una chica de 16 años. Su novio, de 17, dijo que él podía estar con otra chica, pero ella no. Ella se lo contó a la familia y los padres le convencieron de que no se merecía a alguien así. Ella cortó la relación y a los 20 días, en el instituto, delante de los profesores y los compañeros, la insultó, la empujó y la escupió. Fue una humillación muy traumática. Se ha tenido que cambiar de centro”.
La difamación, con frecuencia, se extiende por redes sociales. Muchas veces es difícil frenarla. Se logra cuando los padres se enteran y animan a la víctima a denunciar ante la Policía. “Sufren un verdadero martirio psicológico. El machaque en las redes sociales es muy grave”, según Olga Barroso.
En el teléfono de ANAR les dan pautas para garantizar su seguridad: “Cuando llegan al extremo de que las están esperando a la puerta del colegio o las amenazan, les decimos que no contesten a los mensajes del agresor, que vayan acompañadas y que nos llamen a nosotros o al 112 en cualquier situación de emergencia”, afirma Diana Díaz.
Las consecuencias pueden ser ansiedad, depresión…A veces llega al intento de suicidio. Los casos más graves llegan al hospital Gregorio Marañón de Madrid. El jefe del Servicio de Psiquiatría del hospital, Celso Arango, explica que “sufren un nivel de tensión insoportable y para ellas es muy difícil contar lo que les pasa, por vergüenza y miedo. A veces sólo sabe lo que ocurre alguna compañera de colegio”.
Una de las claves es que las adolescentes se sienten culpables, pero no víctimas. “Pueden haber trascurrido 7 meses de relación y no saltan las señales de alarma hasta que no pasa al siguiente escalón, el de la violencia física. Las niñas con un entorno familiar positivo y una estructura psicológica sana tienen más facilidad para romper y para salir. A las que tienen un entorno más difícil les cuesta salir porque el agresor es su fuente de afecto Pero lo cierto es que, para la mayoría, es muy difícil. Después del primer empujón y los primeros insultos, lloran y les escriben cartas de amor impresionantes. Para ellas es difícil ver el riesgo que corren”, concluye Olga Barroso, que también coordina al grupo de expertos del Colegio de Psicólogos de Madrid donde forman a los profesionales que atienden a las víctimas.
La preocupación por la violencia de género en adolescentes empieza a calar en muchos sectores. En el I Congreso Internacional contra la Violencia de Género, que se celebró los días 5 y 6 de noviembre en Madrid, La Princesa de Asturias, Letizia Ortiz, reivindicó que “sólo con educación en valores de igualdad y respeto conseguiremos que la violencia de género sea erradicada”. En el mismo acto, la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, llamó la atención sobre la reproducción en los jóvenes de comportamientos ya inadmisibles” entre los adultos y concluyó: “Debemos solucionar esto ahora”.
En opinión de María José Díaz-Aguado, directora de los dos estudios que se han realizado en España sobre violencia de género en adolescentes, “las jóvenes del siglo XXI son más libres e independientes en formación, pero han avanzado poco en la esfera de la intimidad, la pareja y el amor, es decir, en diferenciar lo que se puede tolerar y lo que no. Es fundamental no bajar la guardia. Hay que acabar en la misma escuela con el modelo dominación-sumisión. La información al 100% de los jóvenes antes de los 16 años es la vacuna contra esta pandemia que es la violencia de género”.
Cuando saltan las alarmas
¿Cómo sabe una adolescente que está en peligro? Si tu novio te hace sentir miedo, que no vales, que eres peor que él, si hace que lo pases mal, te intimida con insultos o amenazas y controla todo lo que haces… entonces debes preocuparte.
¿Cómo deben actuar los padres?
Es importante observar si la adolescente no sale con sus amigos habituales, si recibe llamadas que condicionan su estado anímico y si su novio es celoso, controlador y posesivo. A partir de ahí, es necesario crear un clima de confianza, sin críticas ni censuras. Dejar que la adolescentes puede expresarse, sin sentirse rara, tonta, humillada, juzgada….que comprenda que ella no hace nada mal y que su relación puede acabar siendo peligrosa.
Teléfonos de información y recursos a los que pueden recurrir los padres y adolescentes:
En mayo de 2012 la Dirección General de la Mujer de la Comunidad de Madrid puso en marcha el programa “No te cortes”, con una guía de información práctica para las adolescentes y sus familias: (www.madrid.org/ayudaonlineadolescentes).
Guía práctica del programa «No te cortes»: guiadolescentesl_3
Asimismo, pueden contactar a través de un correo electrónico confidencial: vgjovenes@madrid.org
La Dirección General de la Mujer de la Comunidad de Madrid colabora con la Obra Social de las Apostólicas del Corazón de Jesús y la Fundación ANAR (Ayuda a Niños y Adolescentes en situación de Riesgo) para dar respuesta a adolescentes que sufren violencia de género y a sus familias.
Telefóno de ANAR: 900 20 20 10. El teléfono es gratuito y confidencial, atendido por psicólogos, trabajadores sociales y abogados. Funciona 24 horas.
Nunca llaman a los padres. Los progenitores tienen que ponerse en contacto con este servicio, si la hija lo solicita previamente.
Según las normas de ANAR, la adolescente debe autorizar que puedan hablar con los padres.
El teléfono al que pueden llamar adultos y la familia si detectan situaciones de riesgo es el 600 505 152.
Entrevista Blanca Hérnandez, Delegada del Gobierno para la Violencia de Género
“Las nuevas tecnologías son una herramienta imprescindible en la violencia contra las adolescentes”
¿Qué caracteriza a las jóvenes que sufren maltrato?
Están rodeadas de silencio, como las mujeres más mayores, y las razones son las mismas: el miedo. No detectan que sufren violencia de género y normalizan las conductas.
¿Cómo se puede reducir el riesgo?
Las mujeres con mayor autonomía, tienen menos riesgo. Todo lo que hacemos por combatir estereotipos y roles sexistas, reduce la violencia de género. El maltrato psicológico es más difícil de detectar, probar y castigar. Muchas conductas de violencia de género se inician con el control y el aislamiento. No es normal que te manden 200 mensajes un día o que te obliguen a colgar una foto en la red. No lo debes hacer. Hay que tomar consciencia del riesgo y actuar en consecuencia.
¿Qué papel juegan las nuevas tecnologías?
Sirven para ayudar a las víctimas, como la aplicación “Libres”, pero también son una herramienta muy poderosa e imprescindible para ejercer la violencia contra las chicas más jóvenes. Los jóvenes se han desplazado de la televisión a las redes sociales. Esta juventud nativa digital no tiene consciencia del riesgo. Las nuevas tecnologías facilitan las conductas de acecho y ciberacoso y es más difícil acabar con ellas. Proliferan las pruebas de amor: Si me quieres, dame tu clave de correo electrónico o de tu perfil en redes sociales. Lo más grave ahora es que al elemento dominación o agresión le añadimos la difusión pública a través de la red y los daños a la imagen. El ciberacoso facilita el camino a la dominación y la violencia.
¿Qué pueden hacer los padres?
Las familias de los agresores nunca apoyan a las víctimas y el riesgo de repetición de roles y de la continuidad intergeneracional del maltrato es alto. Cuanto mayor desaparición de roles sexistas en la familia, menos riesgo de que las menores sufran violencia de género. Los padres deben tener los ojos muy abiertos ante lo que vive su hija y ante lo que pueda estar haciendo su hijo. Hay que fomentar en las familias las relaciones basadas en la igualdad y el respeto, porque es el modelo con el que van a construir su vida en el futuro.
¿Qué recursos tiene las víctimas?
Es importante que el nuevo Código Penal contempla el acoso, el acecho y el hostigamiento. Lo agrava si se trata de la ex pareja o persona relacionada afectivamente. El acoso es delito, también a través de nuevas tecnologías, así como la difusión de imágenes a terceros sin consentimiento. A nivel penal se toma conciencia de este problema y se convierten en conductas criminales. Recomendamos a las víctimas que llamen al 016, donde les van a informar de todos los recursos disponibles.
¿Qué acciones se han puesto en marcha para combatir este problema?
Tenemos datos, pero no son suficientes.Por eso hemos hechos dos estudios y una encuesta, para conocer el problema a fondo y enfocar soluciones. Hemos realizado actuaciones en prevención, en el mundo educativo y en sensibilización social. Por ejemplo, el Plan de Convivencia y Seguridad Escolar, con 500 talleres en colegios.
La violencia de género también la sufren las adultas. Hasta en las mejores familias: http://www.elmundo.es/yodona/2013/11/22/528de5d863fd3d8c7b8b4575.html
Hola. tengo una hija de 15 años que lleva un tiempo largo de relacion con un chico de 17. El es un buen chico, timido, correcto, sensible, fragil…. que cuando no se hace lo que el dice emoieza a insultar a mi hija, por whats app, por redes sociales… esta actitud de el es provocada «por ella» .. el es bueno , pero cuando «lo van a escahar no»… Mi hija se entero de que el se ha acostado con otras chicas porq el mismo lo conto en una pagina social. Despues de eso, mi hija no quiere saberde el
El monta en colera, insulta, se presenta en casa… y tras el rechazo de ella, el le pega…
llega el arrepentimiento, amenazas de suicidio, flores, bombones….
durante dos dias… mientras ella no se.mueve de su postura… el no entiende, ella lo trata como «un desconcido», la presiona, con quien habla? con quien liga?… mi hija esta muy agobiada
q puedo hacer?
Perdona que haya tardado tanto en responder.
Lo mejor es que llames al 016 o a la Fundación ANAR.
Son teléfonos gratuitos.
Ahí te orientarán bien. Son especialistas.
Un abrazo fuerte y te deseo mucha suerte.
Ójala tu hija pueda superar la pesadilla pronto. Y tu también
Silvia